lunes, 19 de mayo de 2014

En cielo azul, como barrilete con piolín indomable...

Como ya se ha dicho, esta sección se propone compartir la lectura de reseñas literarias, entrevistas  y/o reflexiones en torno a los distintos lenguajes, discursos, que se entraman en el campo de la literatura infantil y juvenil, a través de las cuales distintos actores, vinculados al mismo, comunican su experiencia de lectura compartiendo otras miradas posibles sobre distintas obras literarias escogidas.- 

En este caso, quiero compartir mis reflexiones objetivas atravesadas por implicancias subjetivas, en torno al encuentro compartido con Laura Roldán, en el ECUNHI (Espacio Cultural Nuestros Hijos, ex Esma), el día 7 de Mayo de 2014.- Y quiero compartirlo aquí, porque repasar este encuentro es un volver a leer, en el espacio, en las lecturas escogidas y compartidas por Laura presentando el libro "Zapallo en flor", volver a leer en la experiencia del encuentro entre una escritora, su obra y un grupo de lectores expectantes.- Y es un volver a leer un fragmento de mi experiencia constitutiva como lectora.- 
No obstante en este caso, sumando mi voz como vehículo, para convidar a los oyentes/partícipes con algo más de la obra de la autora.- Comparto entonces la experiencia compartida en torno a las palabras, en un lugar que impide olvidar...

Miércoles 7 de Mayo de 2014, entro por primera vez al ECUNHI (Espacio cultural Nuestros Hijos - Ex ESMA), acompañando a la escritora Laura Roldán... Ella compartiendo lecturas de su nuevo libro "Zapallo en flor", a la vez que abriéndose al juego de ser entrevistada por la doble y numerosa audiencia de adultos y niños, lectores de sus libros, y ahora de sus gestos que suman signos a lo escrito, en el placer compartido de la lectura.- Yo, cerrando con un cuento de la autora, poniendo voz a las yapitas caídas que Laura recoge, con lo que más que cerrar pretendo seguir abriendo espacios donde la palabra circule, allí donde una escritora, su obra, una narradora y los lectores se disponen al encuentro.-

Entrar al ECUNHI, significó en lo real del acontecimiento, a la vez que  en mis implicancias subjetivas,  ir de adelante hacia atrás en el tiempo, y de atrás tener la suerte de sentir que se puede volver hacia adelante con la memoria y el cuerpo en estado intacto.- Recorrer  en auto los pasillos que alguna vez fueron sombríos, bajar  y ver una pared habitada por cantidades de rostros, ponerme cara a cara con la doliente ausencia, querer mirarlos a todos y a cada uno a los ojos, como si acaso pudiera reconocer algún rasgo mío en la mirada de alguno de ellos, en los labios que mastican los gritos que no revelan las fotos…  No logro mirar a cada uno en su detalle, en su detenido y merecido espacio y tiempo…  pido disculpas internamente, sigo caminando.
¿Qué camino me trajo hasta aquí? ¿El de los cuentos, el de acompañar a una escritora, el de mis palabras, el de mis silencios?…
Entrar al ECUNHI es repasar el camino…  es también hacer el doble ejercicio de la memoria, el de reafirmarse y sentir la suerte de llevar un DNI encima que tenga dos nombres, un apellido, una fecha de nacimiento y de que todo eso sea cierto.- Pero es también hacer el otro ejercicio, el de la incertidumbre, que los que nacimos en dictadura bien pudimos haber pensado,sentido, vivido… ¿Quién soy? ¿Soy la que dice mi DNI? ¿Soy mis dos nombres y mi apellido? ¿Y si acaso no lo fuera? ¿Si acaso fuera otra? ¿Si hubiera estado en este lugar en aquel entonces, en lugar de ingresar ahora?... Entrar al ECUNHI es sacudir la memoria, por los que estamos y sabemos quienes somos, por los que no están y nos recuerdan  quienes son, o esperan la digna justicia de saberlo… porque todos pudimos haber sido y no… haber estado y no…  entrar al ECNUHI es vivenciar un fragmento de la historia, a la luz de nuevos acontecimientos, en donde los silencios se visten con palabras, los colores revisten los antiguos fríos de todos los adentros, y la democracia nos recuerda que somos libres y nos arroja como irrefutable muestra el juntarnos sin miedo, al calor, al juego,y al fuego de las palabras…


"Resulta que transcurrió entre risas, unas risas fecundas y cercanas
como las ganas que teníamos todos
de hacernos mariposa, pájaro, ternura.
Resulta que una hora multiplicó los panes,
es decir, las promesas del pan,
la suma de actitudes,
los derechos a darnos cada vez más vida..." (1)

Llego con Laura Roldán, quiero hacerle saber en el viaje que no conozco el lugar, ni palabra me sale. Pienso y callo. Quiero decirle a Laura que gracias por invitarme, hacerle saber la importancia de ofrecerme un lugar a su lado, de hacerme saber que puedo contar con ella, de confiar así, tanto, en mis palabras, de permitirme contar con otros, para otros.- Pero pienso que Laura lo sabe o lo imagina, entonces mejor no digo nada, y dejo todas las palabras como burbujas flotando.-
Cuando era chica, hablaba poco, leía más... cuando no sabía leer palabras, leía imágenes, que después dibujaba como podía, como quien escribe sobre lo observado. Claro, eran mis primeras escrituras, esos dibujos, huellas, trazos alimentados de lecturas.- Era silencio puro, estallido de palabras volcadas en una hoja.-
No importa como siguió mi vida, mis años, mi historia, importa, en todo caso, que jamás dejé de leer, ni dibujar ni escribir.- Que fueron mis compañeros durante noches de silencio y miedo, distintos personajes más o menos heroicos. Y quedando en blanco como pantalla de cine, eran los cuentos películas desmintiendo la ausencia, la fría palidez, la nada.- Entonces comía en palacios, y la comida sabía bien, o me volvía princesa y tenía vestidos largos, viajaba fuera del perímetro barrial, y todos los dolores quedaban lejos, vencidos, desterrados.- Y había bailes, y fiestas, y arcoiris trastocando oscuridades, y autores sentados a mi mesa, sirviéndome de postre sus poemas, leyéndome hacia el final del día, cubriéndome del frío con palabras, apagando la luz cuando al fin me sumergía en el misterio de la noche, para seguir soñando.

Y viajo en al auto con Laura Roldán, y quiero decirle esto que es tan poco y es tan tanto... esto que dura apenas segundos de decir, y años de vivir... pero no puedo, y miro por la ventana y callo...

Y llegamos al ECUNHI, y bajo, y miro aquellos rostros en el muro, mientras Laura mira lo que miro, lo sé... puedo darme cuenta... porque sé que Laura sabe o imagina... entonces no digo nada y callo... y camino a su lado, y si quiere puede ser personaje, heroína, llenarme de cuentos la nada y ser película, entibiando la fría palidez, habitando mis ausencias y mi nada por un rato. Pero que tampoco se lo digo, pero que también esto callo.- Y que llegamos al ECUNHI, y que al fin entramos.- Y subimos escaleras, mientra suben todas mis ideas, mis pensamientos que se adelantan escalones apresurados, y quiero decirle a Laura que nos apuremos porque se me van los pensamientos demasiado lejos, y que cómo vamos a hacer para alcanzarlos, y qué vamos a hacer si no llegamos... pero no le digo, porque capaz me manda ahora, justo ahora, a que los busque... y los pensamientos suben y suben, como barrilete del que no puedo sujetar el hilo, y cuando apenas logro alcanzarlo, ya no entiendo el modo en que con un piolín acaso pueda dominarlo... veo que suben mis pensamientos y mis emociones, que me dibujan un cielo de pura fantasía azul, que no tropieza ni con casas ni tejados... es todo cielo para mis pensamientos que ahora se vuelven elevados...

Laura y yo nos sentamos... chicos y grandes, muchos chicos y grandes, esperan expectantes... Laura empieza hablando, presenta su nuevo libro "Zapallo en flor", leyendo coplas, adivinanzas, y otros regalos... todos reciben en la alegre escucha... los chicos se acercan,  tocan a Laura con preguntas, mientras ella abraza a todos con respuestas de esas que invitan a seguir pensando...

"en el centro feroz de la esperanza
comenzamos a hacernos mariposa, pájaro, ternura..."

Me toca narrar mi historia, que no es mía, la escojo de un libro de Laura, pero Laura dice que ésas historias que ese libro tiene no son de nadie y son de todos, por eso digo, que cuento esta historia mía, que lo es y no, y con ese doble saber y ese doble sentir, la tomo...

Antes de narrar la historia y también luego, cito al cantor/poeta Atahualpa Yupanqui, retomando la idea de aquello que alguna vez escribí, tomando  sus palabra del canto del Viento, para hacer referencia al trabajo de Laura, andariega de ciudades y selvas, caminante de las que hacen camino al andar bajo el sol, al frío, a la floreada primavera, a la luz de la luna, pisando hojas del otoño, mirando a través de ellas… Recolectora de "yapitas caídas", que entendió el mensaje del que Atahualpa Yupanqui hablaba: “hay que hacerse amigo, muy amigo del Viento. Hay que escucharlo. Hay que entenderlo, Hay que amarlo. Y seguirlo. Y soñarlo. Aquel que sea capaz de entender el leguaje y el rumbo del Viento, de comprender su voz y su destino, hallará siempre el rumbo”… Y porque Laura Roldán supo hallarlo, devuelve al Viento las hilachitas de los cuentos y los cantos perdidos… y con el viento las empuja haciéndolas llegar a todas partes… porque de eso se trata el milenario oficio y arte de recoger voces, historias, contares y cantares, que en sus distintos libros responsablemente hace...


Narro, entregada al juego, a las risas, a los caminos que el cuento y los oyentes, partícipes activos, me van marcando. Entregada a las preguntas niñas, que no es lo mismo que decir preguntas menores. A las preguntas elevadas, contrariando cualquier medida de estatura. A los pensamientos barriletes, con piolín indomable, y azules sin tejados...  Cuento para ellos, cuento para todos.- Cuento con Laura, y cuento para ella, aunque vuelva sin decir nada en el viaje de regreso, nada de todo lo importante que quiero decirle, nada de las infinitas gracias, de la profunda emoción. Pero Laura sabe, imagina... porque además de escritora, es lectora, y ella sabe leer en esta hojas verdes por las que miro, del mismo modo que lee también en lo que miro, por mucho que yo insista en guardarme todas, todas las palabras.-

Entonces también yo sé, porque resulta que algo descubro:

"no estamos solos para cortar las sombras
ni para alimentar la vanidosa soledad
darle un sentido al acto heroico
tan repetidamente heroico, de vivir

Algunos que no pueden hablar dejan sus señas,
otros señalan la palabra necesaria
y todos, definitivamente todos,
nos repartimos un poco de la luz
como si fuera un pan y una esperanza (...)" -2-



Gracias, Laura Roldán, por el pan, la luz y la esperanza de una tarde compartida entre palabras.-
Ivanna Rosselli.-
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(1) El nacimiento - Hamlet Lima Quintana
(2) No estamos solos - Hamlet Lima Quintana

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